A
TODOS LOS LECTORES DE BOLIVIA: ¡UNÍOS!
de Carlos Eduardo Delgado Velásquez
Aunque vengan de todas partes y
sean todos distintos tienen en común un mundo de papel. El libro de turno es el
puente que los une. Cada lector trajo algo distinto para acompañar esta
reunión: una curiosidad, un secreto oculto entre párrafos o su opinión quemante
sobre lo que pasa al final de la novela de turno. Ese encuentro entre los
fanáticos sólo sucede en los clubes de lectura.
Pensaba que leer era una labor
solitaria, que se hace en secreto y en silencio. En este caso me encantó
equivocarme. En el club de lectura encontré (en realidad me encontraron) amigos
con los que ya teníamos algo enorme en común: todos nos emocionamos con el
libro de turno y no logramos soltarlo hasta el final. Éramos personas
desconocidas pero todos aceptamos las opiniones de los demás. En esas reuniones
no se podía evitar defender las decisiones de uno de los personajes o darle
palo al autor que mató prematuramente a nuestro personaje. Y me sentí menos
sólo. Cuando pensé que nadie se emocionó con el romance trágico de dos enemigos
o que nadie más sabía de memoria los hechizos de un grimorio perdido, en el
club de lectura encontré a gente más fascinada que yo por esas aventuras de
papel. Ese día me di cuenta de que encontrar a otro cómplice lector es como encontrar
un diamante.
El club de lectura es el encuentro de
los lectores perdidos. Son la siguiente línea en el trabajo del lector.
Intercambian opiniones, se ayudan a comprender las facetas ocultas del libro y
enriquecen la manía por leer hasta el final nuestros libros favoritos.
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