Carta escrita por Anelís Díaz Ríos
2do Lugar - Concurso Nacional de Cartas de Amor
Querido mío:
Siempre que pienso en ti pienso en
letras, siempre que veo una mueca en tu faz, vuelven a mí los restos de una
mañana que de simplona ha de tener nada, que de voraz lo posee todo, igual que
la noche, igual que tú.
Amor de mi vida, no pretendía
condicionar mis letras en alas de que entendieras lo que has provocado en mí,
pero ahora me veo en sofoco si no lo hago, dedicarte estas palabras ha de ser
mi mayor aliado para que entiendas lo mucho que me hiere que me apartes de ti.
Cuando la
vida era más simple, lograste que sintiera por primera vez simpatía. Pensé que
podía permitirme enamorarme de ti, aunque siendo solo una niña, ¿qué sabría yo
del amor?
La complicidad
que compartimos en lo mudo de una mirada no la he podido hallar con nadie más. No
puedo evitar creerme el ser de peor suerte en la historia. Mirándote como te
miro, entiendo que ya hemos crecido, y que con ello, mi amor por ti lo hizo
también. Como si no existiera una medida para describir lo que me haces sentir.
Amo y condeno este sentimiento, que en su contrariedad me lleva a detestar a la
vida por dejar que coincidiéramos.
Puedo
pretender que llevas toda la culpa para darme sosiego, y aun así la ansiedad se
disuelve en más ansiedad.
Me aferro a
la idea de volver el tiempo atrás y no verte desde un inicio, irónicamente esa
idea termina por irritarme. Aunque sea un deseo desvergonzado, dentro de mi
cabeza es correcto que estemos juntos.
Si hubieras
accedido a mi pedido y no te hubieras dejado llevar por las habladurías, tal
vez ahora no tendrías que leer esta carta, ni yo escribirla.
Amor, es
todo, no puedo tolerar más la situación de una vida en la que no me
correspondes, lamento no ser más razonable, pero deseo que con nadie más puedas
ser feliz, y si así fuera el caso, que a la que mires en lugar de a mí, te
recuerde mi nombre.
Piensa en
mí como la mujer que siempre será tu amante, nunca tu hermana.
Hilaria
escribe.