1. El mito como relato racional
El mito tiene su origen etimológico en el mundo griego, la palabra: "mythos" [1],
se traduce como: "narración", "relato". ¿Qué busca expresar el mito?
Según Aristóteles: "…el que ama el mito
es como el que ama la sabiduría",[2]
por lo tanto el mito expresa sabiduría y es un tipo de conocimiento; para el
estagirita (Aristóteles) los hombres son movidos por la admiración (taumastón) a filosofar.
Al principio, admirados ante los fenómenos
sorprendentes más comunes; luego, avanzando poco a poco y planteándose
problemas mayores, como los cambios de la luna y los relativos al sol y a las
estrellas, y la generación del universo. Pero el que se plantea un problema o
se admira, reconoce su ignorancia… De suerte que, si filosofaron para huir de
la ignorancia, es claro que buscaban el saber en vista del conocimiento, y no
por alguna utilidad[3]
Si se puede entender este fragmento de la Metafísica frente a los
acontecimientos de la naturaleza, el ser humano admirado buscó comprender los
fenómenos naturales, astronómicos y existenciales. Dussel, siguiendo a
Aristóteles, propone: "los núcleos
problemáticos universales"[4] los cuales son: el conjunto de preguntas
fundamentales que se hace el ser humano (homo
sapiens) llegado a una madurez especifica. Las preguntas centrales son, por
ejemplo ¿Quién soy? ¿de dónde vengo y a dónde voy? ¿cuál es el fundamento
último del mundo? ¿por qué el ser y no más bien nada? La manera de responder a
estos "los núcleos
problemáticos universales" el hombre construye narrativas racionales,
en este caso el mito es una narrativa racional y por ende es el primer tipo de
conocimiento de un pueblo, comunidad o nación.
2. El transito del mito
al logos como construcción ideológica
El mito no es una
construcción irracional, tampoco existe un tránsito del mito al logos. Ernst
Cassirer, por ejemplo, siguiendo una extendida interpretación alemana de la
filosofía griega, sostiene que: "los griegos fueron los primeros cultivadores
del pensamiento racional"[5], en este
sentido se puede considerar a los presocráticos como el transito del mito al
logos, porque empiezan a racionalizar los fenómenos que se dan en la Naturaleza
(Físis). Pero ¿existe verdaderamente
este tránsito del mito al logos? ¿es el obsoleto el relato mítico frente al
logos?
Primero el mito como narrativa racional no puede ser obsoleto ya que éste
manifiesta una construcción racional que busca explicar a través de narrativas
simbólicas los problemas que el hombre se plantea como núcleos problemáticos, en este sentido no puede
ser irracional porque da razones, busca fundamentar, interpretar o explicar los
fenómenos. Segundo no existe tal transito del mito al logos porque es más una
creación ideológica del Romanticismo alemán que buscaba reinventar la historia
de Alemania y de Europa[6];
también si se puede proceder a la lectura de la Teogonía de Hesíodo y
compararla con los fragmentos de la obra de Parménides uno puede notar la
relación que existe, por ejemplo, en la Teogonía de Hesíodo dice:
Las musas precisamente en cierta ocasión enseñaron
un bello canto a Hesíodo mientras apacentaba sus corderos al pie del divino
Helicón. He aquí las palabras que en primer lugar me dijeron las diosas, las
Musas olímpicas, hijas de Zeus, portador de la egida: "Pastores rústicos,
oprobios seres, sólo estómagos, sabemos decir muchas mentiras semejantes a
verdades, pero sabemos, cuando lo deseamos, cantar verdades".[7]
En la obra de Parménides dice:
Y la diosa me recibió con benevolencia, tomó mi
mano derecha entre las suyas y, dirigiéndose a mí, me hablo de esta manera:
¡Oh, joven, compañero de las inmortales conductoras!, bienvenido seas…es
necesario que conozcas toda mi revelación…como las opiniones de los mortales,
que no encierran creencia verdadera. No obstante, a ti te será dado aprender
todo esto, y cómo las paraciencias tendrían que aparecerse para siempre como la
realidad total.
Voy a decírtelo ahora mismo, pero presta atención
a mis palabras, las únicas que se ofrecen al pensamiento de entre los caminos
que reviste la búsqueda. Aquella que afirma que el Ser es y el No-ser no es…[8]
En ambos (Parménides y Hesíodo) existe la revelación de la verdad por medio
de la divinidad y la distinción entre la verdad y el error. En este sentido el
transito del mito al logos no es posible porque el logos es una renovación del
mito a través de la explicación racional.
3. El logos como actualización del mito
El logos es la actualización del mito. Platón es considerado como el
"forjador de mitos"[9]
porque expresa su pensamiento con imágenes alegóricas y un lenguaje poético (lo
poético y lo alegórico son parte de la narrativa mítica[10]); el uso
de la narrativa mítica hace posible la comprensión del pensamiento platónico.
Los diálogos platónicos tienen cantidad enorme de imágenes que quedan siempre
abiertas a múltiples interpretaciones y recreaciones.
Lo particular en el pensamiento platónico es la síntesis que realiza entre
mito y logos. Por ejemplo, la descripción del mito de la caverna[11]
es una pintura alegórica, no manifiesta una supuesta superación del mundo
mítico, afirmando la supremacía del mundo racional. Al contrario, para mostrar
la calidad racional más eminente en relación con el mundo del mythos, Platón emplea una alegoría
rebosante de imágenes, de manera que cada una da lugar a distintos comentarios
o perspectivas.
4. La modernidad como creadora de nuevos mitos
y su sentido en el presente
La modernidad intenta definirse en contra del mito, lo considera como una
construcción imaginativa. El mito no es un conocimiento real, no tiene un valor
objetivo porque se fundamenta en cuentos y fabulas. La modernidad propone la
razón que ilumina y deja atrás el mito, también quiere establecer la
desmitificación y la desmagización del mundo. Para Hinkelammert:
"las
ciencias empíricas y las tecnologías resultantes de su aplicación parecen
efectuar a través del desarrollo de los mercados esta superación de los mitos y
de las magias. Hay apariencias de una nueva transparencia de la realidad más
allá de los mitos y la magia."[12]
La obra de Hinkelammert posibilita la reflexión del mito como condición
inherente de lo humano, por lo tanto, el mito no es anulado por la razón, sino
que ésta tiende a reformular nuevos mitos entorno al poder y la liberación. Por
ejemplo, el nazismo apareció con la tesis del redescubrimiento del mito y se
proclamó "como el mito del siglo XX"[13].
La modernidad, según Hinkelammert y Hugo Assman, crea mitos, uno de ellos
es: "el mito del progreso"[14],
éste surge con la modernidad y le da su alma: "su alma mítica". La proyección
que produce esta concepción mítica es la de un desarrollo homogéneo hasta el
infinito, idealiza mundos y transforma los mitos, por ejemplo, los mitos
bíblicos que se fueron desarrollando al interior del mundo medieval fue
secularizado por la modernidad, en vez de hablar del paraíso en los cielos la modernidad
afirmara que el cielo está en la tierra o en el progreso. Para poder realizar
su proyecto tiene la necesidad del conjunto de las ciencias empíricas,
tecnología y mercado.
Rescatar este campo mítico es necesario porque permite pensar las condiciones
de vida. Este espacio no es una ficción construida, sino ya está dado; su
origen está en el mismo sujeto. La relación que existe entre el sujeto y la
naturaleza y los otros es una relación de vida-muerte. Fruto de esta relación
es la creación de mitos de poder y de liberación.
5. Los mitos de poder y de liberación
¿existe una evolución de la cultura por medio del
progreso? Es cierto que hoy (siglo XXI) existe un avance tecnológico, pero
¿esto determina un grado evolutivo de la cultura en la humanidad? La idea del
progreso implica racionalizar acciones irracionales (justifica la muerte y se
abstrae de ella) que destruyen la vida, entonces el parámetro para determinar
la evolución en la humanidad es la vida.
Los mitos elaboran marcos
categoriales de un pensamiento frente a la contingencia del mundo, es decir,
frente a los juicios de vida-muerte. Los mitos de poder vienen acompañados con
un circuito sacrificial, esto también puede ser entendido como: "hay que dar
muerte para que haya vida"[15]. todos
los mitos de poder se pueden resumir en estos términos. El problema que existe
en esta lógica es que el homicidio es igual a suicidio. Por ejemplo, en la
tragedia Edipo Rey (tragedia griega realizada por Sófocles) se presenta al
padre que, aparentemente, mata a su hijo, pero como consecuencia de ese acto se
produce el asesinato del padre por el hijo. Por tal razón, el asesinato es
igual al suicidio.[16]
En la tragedia de Eurípides[17] (Ifigenia
en Áulide) se presenta un mito de poder que afirma el circuito
sacrificial. Ella es sacrificada por su
padre (Agamenón) para poder conseguir el favor de la diosa Minerva para que los
vientos sean favorables para los barcos y así proceder a la conquista de Troya.
La estructura del circuito sacrificial consiste en: el que sacrifica, el
sacrificio y el favor o milagro que se consigue con el rito.
Una observación
que hay que hacer a esta lógica es que si no se cumple el milagro el sacrificio
deviene en asesinato. Por lo tanto, para justificar esta acción es necesario
seguir ofreciendo los sacrificios para que sea posible lo que se busca. Este
circuito sacrificial tiene mucho que ver en la lógica del progreso que
sacrifica (la naturaleza y la humanidad) para poder conseguir su meta. No puede
dejar de sacrificar, porque su acción seria vista como asesinato.
Frente a esta lógica de poder se presenta otra que afirma
la vida no desde la muerte, sino desde la vida. El mito de Abraham manifiesta
un mito fundante de la cultura hebrea. En el relato bíblico[18] Dios pide a Abraham sacrificar a su hijo
(Isaac); en el rito sacrificial aparece un ángel que detiene el sacrificio y es
remplazado por un cordero. Esta narración presenta lo siguiente: el padre no
mata al hijo y como consecuencia el hijo no mata al padre. Finalmente, un grado
evolutivo de la cultura reside en, quiérase o no, está en el judeo-cristianismo
porque anula el sacrificio.[19]
Finalmente, la reflexión sobre el mito en el pensamiento
de Hinkelammert ha tratado de exponer la necesidad de considerar la narrativa
mítica como una argumentación racional, o de presentar y considerar que el mito
no es un conocimiento obsoleto. El mundo actual sigue produciendo mitos, la
reflexión de Hinkelammert posibilita una revalorización del mundo mítico. Por
ejemplo, los mitos de poder y de liberación pueden ofrecer otra perspectiva de
la realidad actual porque en su interior se forman circuitos sacrificiales. La
ruptura entre el mundo sacrificial posibilita la evolución de la cultura. La
narrativa bíblica propone un avance en la sociedad porque no existe la lógica
sacrificial, en consecuencia, busca trascender la muerte desde la vida.
Bibliografía
ASSMAN, Hugo.
Ídolos y sacrificios:
René Girad con los teólogos de la liberación. Ed. DEI. Costa Rica, 1991.
HINKELAMMERT, Franz.
Critica de la razón
mítica: el laberinto de la modernidad. Ed. El Perro y La Rana.
Venezuela, 2008.
Sacrificios humanos y
sociedad occidental: Lucifer y la bestia. Ed. DEI. Costa
Rica, 2010
La fe de Abraham y el
Edipo occidental. Ed. DEI. Costa Rica, 1990
CASSIRER, Ernst.
El mito del Estado. Trad. Eduardo Nicol. Ed. Fondo de Cultura Económica. México,
1992;
MARCUSE, Herbert.
Razón y revolución: Hegel
y el surgimiento de la teoría social. Julieta Jambona. Ed.
Alianza. España, 2003.
BERTI, Enrico.
En el principio era la
maravilla: las grandes preguntas de la filosofía griega. Trad. Helena Águila. Ed. Gredos. España. 2015.
ELIADE, Mircea.
Mito y realidad. Trad. Luis Gil. Ed. Labor. España, 1991.
[1]
Cfr. Diccionario de Filosofía, ed.
Akal. España, 1999; p. 861.
[2]
Cfr. Aristóteles, La metafísica. Trad.
Valentín García. Ed. Gredos, 1998.p. 14. I, 2; 982b 17-18
[3] Ídem I, 2; 982b 17-18
[4]
DUSSEL, Enrique. Filosofías desde el Sur:
Descolonización y Transmodernidad. Ed. Akal. España, 2015. p. 130
[5]
Cfr. CASSIRER, Ernst. El mito del Estado.
Trad. Eduardo Nicol. Ed. Fondo de Cultura Económica. México, 1992; p. 64.
[6]
Cfr. MARCUSE, Herbert. Razón y
revolución: Hegel y el surgimiento de la teoría social. Julieta Jambona.
Ed. Alianza. España, 2003.p. 10, 11.
[7]
Hesíodo. Teogonía. Trad. Paola Vianello de Córdova. Ed. UNAM. México,
1978. p. 187.
[8]
Cfr. Parménides. Fragmentos. Trad. José Antonio Miguez. Ed. Aguilar. Argentina,
1975. p. 46,47.
[9]
Cfr. BERTI, Enrico. En el principio era
la maravilla: las grandes preguntas de la filosofía griega. Trad. Helena
Águila. Ed. Gredos. España. p. 350
[10]
Cfr. ELIADE, Mircea. Mito y realidad.
Trad. Luis Gil. Ed. Labor. España, 1991. p. 5.
[11]
Cfr. Platón. La Republica. Trad.
Conrado Eggers Lan. Ed. Gredos. España, 1988. p. 338. libro VII
[12]
Cfr. HINKELAMMERT, Franz. Critica de la
razón mítica: el laberinto de la modernidad. Ed. El Perro y La Rana.
Venezuela, 2008. p. 67.
[13]
Cfr. KERSHAW, Ian. Hitler: Biografía
definitiva. Trad. Yolanda Frontal y Carlos Sardiña. Ed. Península, 2015. p.
407
[14] Cfr.
HINKELAMMERT, Franz y ASSMAN, Hugo. Idolatría del mercado. Ed. DEI. Costa Rica,
1992. p. 68
[15] Cfr. HINKELAMMERT, Franz. Sacrificios humanos y sociedad
occidental: Lucifer y la bestia. Ed. DEI. Costa Rica, 2010.
[16]Cfr.
HINKELAMMERT, Franz. La fe de Abraham y
el Edipo occidental. Ed. DEI. Costa Rica, 1990. p. 16
[17]
Cfr. Eurípides. Ifigenia en Áulide.
Trad. Luis Alberto de Cuenca. Ed. Gredos. España, 1979.
[18]
Cfr. Biblia de Jerusalén. Génesis. 22, 1-19
[19]
ASSMAN, Hugo. Ídolos y sacrificios: René
Girad con los teólogos de la liberación. Ed. DEI. Costa Rica, 1991. p.
103.